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Entrevista a Leandro Hipólito Ragucci

Lugar: Teatro Nacional Cervantes. Buenos Aires
Por: Marcelo Jaureguiberry
Fecha: Diciembre 2002

Jaureguiberry: Según el registro de que yo tengo usted ha diseñado las escenografias para El Organito con dirección de Santágelo, Babilonia con dirección de Jose Bove en Teatro Municipal General San Martín de Buenos Aires,y Stéfano con dirección de Alfredo Zemma en el Smart. Lo que a mi me interesaba saber es si había rasgo de las obras de los pintores catalogados como grotescos (Brueguel, Bosch stc.)que usted halla tenido en cuenta a la hora de diseñar las escenográfias para los grotescos de Discépolo.

Hipólito Ragucci: Los espacios de Discépolo son realistas.

Jaureguiberry: Por ejemplo en el diseño de la escenografía de El organito…

Hipólito Ragucci: Si, la hicimos con mucha libertad, ateniéndonos un poco a las didascalias de Discépolo, pero ampliándola, haciéndola más abierta, más exterior, más expresionista si se quiere.

Jaureguiberry: ¿Porqué?, ¿como era?

Hipólito Ragucci: Era un gran galpón en que no había definidas paredes que conformaran cada una de las habitaciones donde se desarrolla la obra, sino era un gran galpón tinglado de techo a dos aguas, que era la estructura, se hablaba y se trabajaba sobre el piso muy en forma abierta.

Jaureguiberry: ¿Y como limitaban los espacio?

Hipólito Ragucci: Con muebles y elementos de época, con distintos planos de piso –desniveles- estaba la cama de matrimonio, la mesa del comedor, que era un gran mesa de estilo italiano, estaban las sillas indispensable que eran de paja y madera, después había tachos de basura, elementos de acopio de materiales.

Jaureguiberry: Y eso ¿qué sensación daba?

Hipólito Ragucci: Daba sensación de desorden y de pobreza, con los pocos elementos de valor que podrían tener los personajes.

Jaureguiberry: ¿Y el vestuario como estaba hecho?

Hipólito Ragucci: El vestuario fue hecho con criterio realista, bien de conventillo, ropa gastada muy usada, con colores poco vibrante de ocre y negros…

Jaureguiberry: O sea que la paleta de color también era importante…

Hipólito Ragucci: Claro si que también se desarrollaba en la escenografía, una paleta ocre tirando a negro

Jaureguiberry: ¿Y la iluminación?

Hipólito Ragucci: La iluminación la hicimos con Santángelo, con muy poco movimiento de luces, focalizadas en los distintos muebles…., pretendía marcar los sectores de la gran platea, ya que la hicimos en la Casacuberta[1] con el escenario en simicirculo. El galpón avanzaba sobre la escena. A mi me gusto mucho, fue una de las que más me gusto de las que hice de Discépolo.
Discépolo tiene una literatura tan particular que siempre es un desafío hacer el diseño escenográfico.
En Stefano hice como una especie de gran collage con pareces hechas con muebles y paredes de ropero desvencijados, una especie gran collage que también no tenia paredes definidas jugaba con los espacios oscuro. Ahí trabajamos mucho con la luz, porque nos permitía establecer diferentes espacios escénico, era un solo espacio conformado por ese gran collage de muebles y objetos que daba una sensación de confusión y desorden, Había una gran acumulación de material, y hacia de marco, de los pocos muebles que había, una cama, la mesita donde el protagonista trabajaba, la mesa de comedor, unas persianas de madera que indicaban el exterior.

Jaureguiberry: ¿Usted tiene fotos de esto?

Hipólito Ragucci: No, no tengo nada, he sido muy descuidado con estas cosas, no tengo un solo boceto.

Jaureguiberry: Y esto estaba en el Smart

Hipólito Ragucci: Sí en el Smart, que ahora es el Blanca Podesta.

Jaureguiberry: ¿Y quién trabajaba? ¿Quién era el protagónico?

Hipólito Ragucci: Dirigía Alfredo Zemma , en el palel protagónico lo hacia José Slavin, y además estaban Perla Santalla, Toni Vila, Walter Santana, Pierina de Alessi , que fue uno de los ultimos trabajos que hizo.

Jaureguiberry: ¿Y el Stéfano este tuvo mucha repercusión de público?

Hipólito Ragucci: Si, tuvo mucha repercusión de público, anduvo muy bien hasta que se enfermó Slavin, y se bajo el espectáculo con muy buenas críticas.

Jaureguiberry: ¿En qué año era esta puesta?.

Hipólito Ragucci: Y era en el 74

Jaureguiberry: ¿Se acuerda si la crítica dice algo de la escenografía?

Hipólito Ragucci: Si, en la Nación o en Clarín, en el copete dice algo así: “la escenografía como un elemento muy valioso para la representación”.

Jaureguiberry: ¿Y en Babilonia?

Hipólito Ragucci: Con Babilonia tuvimos un inconveniente que fue trabajar en la Sala Martín Coronado del Teatro Municipal General San Martín, que es tan enorme para el ámbito que describe Discepolo, el sotano de una casa, y nos expandimos un poco e hicimos el primer piso de la casa , hicimos el sótano que era, muy extendido, demasiado extendido, exigía demasiado movimiento a los actores para utilizar todo el escenario de la Coronado[2] que es impresionante y tomamos a la escalera como eje de la escenografía, estaba al fondo, daba un eje fundamental del movimiento de los actores por la escalera, como marca el texto, hacíamos el primer piso de la casa donde se juntaba los sirvientes con los patrones.
Creo que fue una escenografía que no creo el clima que requiere Babilonia. Era excesivamente grande el escenario, creo que no se tendría que haber hecho nunca esa obra en esa sala.
Yo había hecho la escenografía deBabilonia con Osvaldo Pelletieri en el Centro Cultural general San Martín en el 75 o 76 en la Sala Enrique Muiño, y tenia menos elementos pero con más clima de opresión, más teatro de cámara como sería el ámbito para representar Babilonia, no tan pretencioso y amplio como la de la sala Martín Coronado.

Jaureguiberry: ¿O sea que las obras de Discépolo, por lo que estamos hablando, requieren una sala especial o un escenario con determinadas medidas?

Hipólito Ragucci: Más bien tiende a ser una sala de teatro de cámara, más que una sala de grandes dimensiones. En el Blanca Podestá logramos un clima muy lindo porque es un escenario chico, más bien reducido, porque no tiene mucha profundidad, no tiene mucha embocadura, lo mismo que hicimos con El organito, en cambio en la sala Martín Coronado se nos escapo de las manos la puesta por la implicancia del manejo espacial. Incluso a Bove – el director- le trajo problemas de concentrar el drama de esos personajes en ese espacio tan grande.
P ¿O sea que se puede decir que para poner un grotesco criollo de Armando Discépolo hay que tener en cuenta las características de la Sala?
RHLR: A mi me parece que influye mucho, que es primordial el tamaño la Sala, para crear el clima grotesco que requieren estas obras de Discépolo. También Relojero lo exige.

Jaureguiberry: Pero usted Relojero no lo hizo…

Hipólito Ragucci: No, lo hizo Pedreira

Jaureguiberry: O sea que usted a realizado a lo largo de su carrera las escenografías de: El Organito, Babilonia en el teatro Municipal general San Martín, y Stéfano en el Blanca Podestá.: Volviendo a la escenografía de Babilonia en la Sala Martín Coronado lograron, más allá de lo excesivo de la Sala el clima sórdido de sótano?

Hipólito Ragucci: No, no lo logramos, no lo logramos, quedaba todo muy abierto, excesivamente amplio. Si, la casa era una casa importante de nuevos ricos , ostentosa, pero no estaba logrado el clima sofocante de sótano , pero si lo logré en el Centro Cultural San Martín con la escenografía de la misma obra que cree para la puesta de Osvaldo Pelletieri.

Jaureguiberry: ¿Y con respecto a su formación, con quien estudió?

Hipólito Ragucci: Yo estudiaba arquitectura y teatro con Roberto Durán que fue mi gran maestro, no solo en actuación, sino en mi formación como escenográfo, porque él era muy buen dibujante y hacia unas escenografías muy buenas, él me enseño las primeras nociones. Arquitectura curse hasta 3 año y después abandoné para dedicarme de lleno a la escenografía. Después de Durán estudie con Gastón Breyer, que fue otro de mis grandes maestros, que yo reconozco como mi gran guía en la escenografía.

Jaureguiberry: ¿Porqué?

Hipólito Ragucci: Por el criterio con que él encaraba el diseño escenográfico, que era un criterio arquitectónico y espacial muy particular, muy poco emparentado con la pintura teatral , a la pintura escenográfica, el prefería los planos, los elementos corpóreos y eso me influyo mucho a mi.

Jaureguiberry: ¿Porqué, por que en ese momento había todo una tradición pictórica en la escenografía?

Hipólito Ragucci: Había si, incluso con Benavente, que era un gran escenográfo pero que tendía a hacer un diseño pictórico mas que arquitectónica, realmente con Breyer y con Pedreira comienza la etapa de la escenografía arquitectónica, espacial.

Jaureguiberry: ¿Y ellos como realizaban el proceso de diseño de una escenografía? ¿Cómo lo hace usted?, ¿con una imagen, con un volúmen?

Hipólito Ragucci: Y trabajando con el director las necesidades funcionales de la obra y después planteando una visión arquitectónica de la cosa. Trabajamos conjuntamente con la dirección y los actores en casi todos los ensayos de la obra.

Jaureguiberry: ¿O sea que la escenografía se planteaba a través de la puesta en escena?

Hipólito Ragucci: Esa es la diferencia con lo que yo llamo la escenografía pictórica. Aunque primero hacia siempre un boceto que charlaba con el director como idea de arranque y luego lo voy modificando a través de los ensayos, pero también servia al director para contener a las acciones de los actores.. Así el producto final no tiene nada que ver con la primera imagen que boceté.

Jaureguiberry: Hablando de Breyer, ¿cómo era su método de enseñanza?.

Hipólito Ragucci: Era muy expresionista si se quiere. Yo estudie con él en Fray Mocho, trabajaba fundamentalmente con el espacio. Primero nos daba una obra y un libro, para que en primer lugar hiciéramos un visión libre de la obra y luego trabajábamos con maqueta que íbamos corrigiendo hasta que él nos daba la aprobación. Era muy riguroso.

Jaureguiberry: ¿Breyer hizo algún Discepolo?

Hipólito Ragucci: Qué yo sepa , no. El que hizo una escenografía muy buena fue Pedreira, hizo El organito, una versión de Lizarraga con dirección de Oscar Ferrigno, con música de Atilio Stampone.

Jaureguiberry: ¿Y eso donde se hizo?

Hipólito Ragucci: Se hizo en el Teatro Excelxior en la Calle Corrientes en el Abasto, que después desapareció, en el año 60 aproximadamente con una escenografía de Pedreira que era un gran collage con elementos del organito –ruedas de carro, puertas- un gran collage, muy bueno, muy bueno.

Jaureguiberry: ¿Y usted, como haría hoy una escenografía de un grotesco de Discepolo, por ejemplo Stéfano?

Hipólito Ragucci: Me resulta difícil pensar hoy como hacerla, depuse de haberla hecho. Me gustaría hacer nuevamente la que hice para Stefano en el Blanca Podestá, porque creo que esa es la escenografía que dio muy bien el clima y el ambiente del espacio grotesco.

Jaureguiberry: O sea que para usted la escenografía más paradigmática del grotesco criollo de su producción ha sido la de Stéfano en el Teatro Blanca Podestá?

Hipólito Ragucci: Si, porque como dije anteriormente el escenario tenía las medidas adecuadas. Y después la de El organito en el Teatro Municipal general San Martín y creo que en orden de importancia sigue la de Babilonia en la Sala Enrique Muiño del Complejo Cultural General San Martin.

[1] Sala del Teatro Municipal General San Martín.
[2] Se refiere a la Sala Martín Coronado del Teatro Municipal General San Martín de la Municipalidad de la ciudad de la Buenos Aires.

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publicado por INDEES | 05.06.2010
Leandro Hipólito Ragucci, Marcelo Jaureguiberry

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